Silenciosamente me voy consumiendo mis segundos, regalándolos entre risas, llantos y momentos que ni siquiera se si pasaron o no; regalándolos al viento, a las estrellas mientras las miro.
En silencio voy caminando por este valle que dejo de ser de lagrimas, y que ahora es un mosaico de sensaciones y sentimientos.
Recojo mis alas y siento mis pisadas cada vez mas fuertes, mis piernas ya no con la misma fuerza pero si con mas ganas. Después de todo el ser humano acelera su espíritu cuando sabe que se acaba el tiempo.
Dejo de reptar y me sumerjo en el mar, dejo mis alas por escamas y buceo entre los confines de lo profundo. Soy un pez, soy un escualo; soy una medusa, una anémona, escapo de las fauces de mi enemigo, pero no sera por mucho. En algún momento me encontrara y dejara de ser mi perseguidor, convirtiéndose en mi destino. Después de todo, nadie escapa a su cita.
Lentamente me desintegro, células, partículas, luego nada. Solo un recuerdo. Un respiro que dejo de serlo en el destello que parpadeo en el infinito. Solo el recuerdo es todo ahora.
Hora de despertar, después de todo otro giro del mundo me recuerda que aun no me escapo fácilmente de la lucha diaria. Un año menos de vida, un año mas de aprendizaje.
Escrito la noche del 11 de Agosto
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