Cinco meses antes, una mañana abro las puertas de mi consultorio (cortinas en realidad) en el Tristemente celebre IESS, y me aparece en silla de ruedas una ninfa con ojos tristes, delicada, palida y con lagrimas en sus ojos.. (con su mama). Yo, un tipo despeinado, sin afeitar una semana, cansado y sin el menor animo de hacer conversacion con el mundo, justo ese dia habia decidido pelar con el mundo (increiblemente fue asi). El dengue habia sido tan devastador que un suero y paracetamol 1g ayudaron a que sus ojos dejen de llorar (despues me entere que habia una causa mas fuerte para sus lagrimas). Creo que le cai bien a la mama, le pidio a su pedacito de cielo que el de numero de telefono al doctor.
-Mejor tenga el mio (a secas) si algun dia necesita algo, me llama. O simplemente me cuenta como sigue.
Se perdio de mis ojos, pero solo me llamo la atencion verla y soñar con que sea feliz con quien sea (idea derrotera arraigada en mi mente)
-Larrea.. vino a verme una paciente tuya ayer
-En serio Dra Villacis (mi jefa) como asi?
-A ver un permiso porque aun estaba media malita, que le gusto como la atendiste y que la fiebre le calmo pero aun le dolia un poco el cuerpo.. ahi le di 3 dias de vagancia
-Pero como sigue? esta mejor no?
-Ya pues mijo, tu sabes como es el dengue.. bonita la chica. Del Banco de guayaquil creo que era
-Preciosa dra, no es bonita... es preciosa
-Bueno, ten cuidado nomas y usa condon (a todos los pacientes les grita lo mismo)
-Tranquila, que no creo que la vuelva a ver..
