Mi amiga la madrugada, el momento en que el silencio reina, mi china vuela en sus sueños a mi lado, y mi perro tiene sus pesadillas habituales (o lo que sea que le haga suspirar y gruñir)
De nuevo frente a mi Ipad (con tecladito) leyendo mis interminables libros de Cardiología, esta vez escuchando Bicho de Ciudad (versión Estelares) que me recuerda mi corta estancia por allá, y trato de entender el porque la mayoría que fue a Argentina se adaptó pronto allá.
Esta es mi pausa en la que normalmente me tomo un cafe antes de seguir tratando de entender la magnitud de una función cardiaca tan mágica, comparada con la maquinaria de una galaxia y su movimiento de estrellas. Esa sincronía que enamora con cada latido.
Un día extraño (como todos), la rutina que se vuelve impredecible cada día y esa sorpresa que por ahora me mantiene entretenido de saber que pasara un día mas en mi hospital. Hay un staff a eso de las 10 a.m y seguramente en el caso empezaran a preguntarle al que está rotando por cardio (ósea yo) en el momento justo que aparezca la imagen del caso.
Sin embargo ya no tengo es miedo a ir y enfrentar la situación , creo que ya me nació la piel de cocodrilo o la coraza que necesitaba. Una vez mas Darwin probo su teoría de la evolución de la especie mas fuerte. Así como si nada, volví a escribir en mi casi ya olvidado blog; y por las mismas volveré a preparar mi defensa para la carnicería de mas tarde.
Un día nuevo al ritmo de Barilari y su Magia Veneno en el Spotify, mi perro vuelve a pedalear y espero terminar pronto para volver a mi china y sostenerla mientras vuela en sus sueños.
Una típica guardia de fin de semana, en la que todo cursa de manera tranquila, no es más que el preludio de un caos que se avecina.
