No soy necrófilo, pero no existe sitio más tranquilo (ni una biblioteca) que un cementerio para relajarse, reflexionar, y sentir el silencio que solo lo hace el viento y la mente. Me gusta pasear por alli, alguna vez fui con una amiga tantas veces nombrada (y que aun me dura su efecto en mi alma) otra vez solo, pero siempre la misma tónica. Como la canción de Simon & Garfunkel, escuchar los sonidos del silencio.
Pero todo se trastoca en el 2 de Noviembre: desde que se abren las puertas hasta que se cierran (y después incluso) se vuelve una procesión masiva del hombre en busca de sus ancestros, y acostumbrándose a su futuro. No me escandaliza, pero si me sorprende que aun somos como siempre hemos sido: supersticiosos… Me tome un viajecito de improviso con mi amigo Manuel Pinargote (pseudos-evangélico soñador) y fue igual que ir a Yaguachi, o a cualquier fiesta popular. Alguien me dijo: “Guayaquil no es ciudad, es solo un pueblo grande”. Lo reflexione luego de ver como le rezan a “La Calavera” rogando por las almas del Purgatorio, le dejan comida, velas, y peticiones.
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| Peticiones al Purgatorio |
Y hasta en sitios tan extremos tenemos nuestras excentricidades, igual siempre lo hemos sido y lo seremos. Para muestra un botoncito:
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| Fumar Mata.. |
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| Buen Provecho |
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| Francamente No entendi el Nombre, pero me parecio interesante |
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| Un Poema interesante... |
