Admito que no fue iniciativa propia, pero mi compañera me supo convencer de una manera contundente.. Empece a correr. Luego de varios meses de excesos (en todos los sentidos) la consecuencia radicaba en el crecimiento de mi barriga de manera espeluznante. 185 libras sentenciaron las medidas a tomar.
La primera vez, hace ya un mes, fue doloroso. El sitio elegido fue el parque de la Kennedy una fria tarde de domingo. La primera vuelta fue un via crucis mientras mi angel que me acompañaba corria como pez en el agua, con su licra ajustada y cuerpo espectacular. La meta eran 10 vueltas, las cuales complete una parte caminando y el resto gateando, con un dolor espectacular en las rodillas que un atropello por un autobus lleno hubiera causado menos daño. El gusto y el elixir de saber que uno puede es un vicio que poco a poco fue tomando poder de mi espiritu. Y asi empezo mi vicio por correr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario