Titulo de Bienvenida...

Trabajando en donde solo se duerme cuando se deja de respirar..

viernes, 25 de mayo de 2012

La decepción de Rebecca (El otro lado del Adiós)


Rebecca pensaba que su mundo había dado un vuelco extremo. Después de todo era solo un tipo, un medico; pudo haber sido cualquier profesión de hecho. No tenía nada de especial ser de tal o cual profesión, aunque el tipo sabía mucho (o al menos eso creía ella) y había sido diferente que el resto con ella.
Como decía una canción romanticoide, no lo extrañaba a el; sino lo que era ella cuando estaba con él, un tipo que vivía un mundo fuera de este, que prefería las cosas sencillas, andaba sin importarle el mundo y tenia una filantropía extrema con sus pacientes (a los que el les llamaba "victimas"). Nunca había estado en un estadio, contario a su equipo, y menos pensó que algún día gritaría sus goles y los disfrutaría; que sentiría algo por aquel acumulo de órganos, grasa hueso y mucha imaginación.
Mientras armaba castillos en su mente, y preparaba cumplir su amenaza manifiesta de conquistarlo con el tiempo como aliado, súbitamente una noche en que se manejaba entre su mundo y la realidad de su universidad; a varios kilómetros de distancia el individuo que quería era devorado mentalmente por sus demonios de la manera mas cruel y despiadada... una angustia que lo obligaba a sopesar todo lo ganado hasta ahora contra botar todo por la borda y asumir una responsabilidad que nunca debía ser.
El mundo del individuo había colapsado, a razón de que en un momento de elixir lascivo descargado en un lecho impuro con su lilith personal, a la que llevaba meses planeando dejarla pero que por razones que solo el diablo guardaba en sus planes; se hallaba en el momento equivocado cerca de su mundo. Las consecuencias eran comunicadas semanas después, y el apagón llego para él.
Para él, el infierno se apoderó de su mente, la angustia comenzó su trabajo y empezó lentamente a corroerlo mientras sus demonios degustaban su sangre y se divertían viéndolo caminar como zombi, temblando en su soledad y guardando sus ansias de gritar, desgarrarse el alma, y contarle a alguien como sentía que el aire le quemaba al respirar. Pero no, el mundo seguiría girando y solo seria parte de las estadísticas.
Las consecuencias en vez de buscar consuelo, en realidad serian solo un conjunto de frases lapidarias que recibiría y lograría decepcionar aun mas a sus dioses... no sirve de nada gritar por ayuda en el infierno, pensó.
Rebecca no merece pensar en alguien así, pensó, así que solo planeo una solución simple y a quemarropa, un adiós. No habría un porque, ni una disculpa, ni un deseo de que su vida sea feliz... nada de adornos, solo un adiós. Sumergido en su infierno, y en la indignación que el asesinato constaba en una solución (algo que nunca se lo perdonaría por solo pensarlo), la llamó con la sensación de apuntar al corazón; y al decirlo sintió que jalaba de un gatillo y así se acababa todo. Un Adiós asesinaría a Rebeca en su mente.
No merece salpicarse de mis líos, se dijo a si mismo, y siguió con su camino. Fue una de las noches mas frías de su vida, pero tenia que ser así. Al principio Rebecca solo se preguntaría el porque de su abrupta decisión, conociéndola, seguro que no se deprimiría, solo algo de ira la acompañaría; y luego simplemente lo superaría. Es demasiado fuerte para sufrir por algo tan sutil, se dijo mientras sus demonios lo dejaban descansar en su fría madrugada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario