Era el amanecer más de un més maratónico con días de 36 horas (y solo 3 o 4 de sueño). Una mañana se anunció que ya estaba abierta la temporada de cacería de Postgrados y mis demonios cardiólogos se liberaron de los complejos derroteros tan arraigados y que cada años echaban raíces más profundas en el subconsciente. "A leer de nuevo ese libro de mierda" me dije yo; seguramente al igual que varios cientos de postulantes, "pero esta vez no se me escapa carajo". Y así empezó la odisea.
Sencillamente me volví un ermitaño de libro clásico. Me aislé de mi familia, amigos, trabajo, hasta de mis padres y de mi compañera de vida. Me volví un yogui hindú en busca cortar la cadena de reencarnaciones, un tipo hostil (más de lo que soy) adicto al café, a no dormir y a cada cierto tiempo a recordar como es la humanidad mientras me asomaba a la ventana (y por el sitio donde vivo la esperanza no es nada optimista).
Y como la vida siempre se encarga de darle pequeños electrochoques a la paciencia de uno, un torbellino de problemas aparecieron de la nada.. así por así, el patriarca de la Familia Larrea (mi abuelito de 91 años) broncoaspiró (cortesía de su Parkinson, Epoc y senilidad) y fue llevado de emergencia al IESS donde fue intubado. Casi un mes ingresado por Neumonía química post-broncoaspiración que tuvo a mi familia (que casi no conocía ya) de cabeza.
Además del flujo contínuo de pacientes referidos por mi mamita, peleas con gente que la droga le quemó el cerebro, la bulla de los vecinos, peloteos continuos de niños ladilla y la tremenda fiesta el día previo a la prueba.
He tomado tanto café que aún estoy despierto ya casi 20 horas después de la prueba.. y en realidad estoy en la fase crítica. 4to de 4 plazas. La paranoia de que en la calificación de la carpeta suceda alguna sorpresa, no me deja dormir en paz.. hasta el fin de mes que se anuncie el dictamen final. Por ahora mi tranquilidad está inconclusa.
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