Luego de un torbellino de circunstancias, de manera intempestiva
me llamaron un día lunes a dirección de Medicina Critica (en el relajo de la
entrega de guardia)
Fría y a quemarropa, me dan la
noticia de que me toca ir a Unidad de Trasplantes a cuidar al, nada más ni nada
menos, primer trasplantado renal de donante cadavérico en los últimos cinco
años en HTMC; que deje botado todo y vaya al 3er piso.
Y en efecto subí al tercer piso y me encontré con las altas cúpulas de la ciencia en medio pase de visita. La bienvenida improvisada de la Dra. Tutiven (nefróloga jefa), la Dra. Altamirano (cirujana conocida del Vernaza) y Adriana, la residente de guardia.. (Y el resto de nefrólogos que no conocía).
Y dentro del cubículo, con todas las medidas estériles posibles y con un frío polar, se hallaba el flamante trasplantado. Envuelto en una cobija azul, con mascarilla, gorro, bata azul y zapatones estaba don Jhon Caamaño. Diagnosticado de Glomerulonefritis Membranosa y condenado a diálisis, ahora con su nuevo riñón de un cristiano que murió a sus 19 años.
Un saludo aislado, cortesía básica y de ahí en adelante fuimos panas de una. Me imaginaba un tipo intubado hecho polvo, pero mostraba más felicidad y optimismo que hincha emeleccista antes de la final del 2014. Aunque es barcelonista (posiblemente causa de su deterioro renal auto-inmune)
Al inicio la paranoia de la elevación de azoados nos tenía en Terapia Intensiva a todos nosotros. Una fluctuación esperada se daba con regularidad, pero la lluvia de ideas a veces provoca crisis existenciales entre los que saben, así que se decidió manejarlo "con pinzas".
Y así empezó una expectativa tan tensa como un conteo de votos presidenciales, mientras mi amigo Jhon paseaba en su cubículo con la relajación del caso, y la sonrisa que ni una mascarilla puede ocultar. Ese era el plus que mantenía la cordura del equipo.
Cada guardia era una conversa nueva.. fútbol, mujeres, fútbol y mujeres... la historia de cómo fue su calvario hasta llegar a este glorioso momento. Un personaje llamativo y agradable con una amalgama de emociones de las que la alegría es la que reina.
- Cha loco cuando me voy, ya me quiero ir
- Chuzo pana esto es para largo, una vez que salgas de aquí te toca control
- Si pero ya estoy con mis padres, mis amigos
Y toda conversa desembocaba en la admiración marcada del tipo hacia una fémina conocida por nosotros, inalcanzable tal vez, pero peleable; con un suspiro final típico de un Barcelonista anhelando una libertadores. Y las tres incertidumbres comunes de todas las guardias: cuanto va el balance, como está la creatinina, y el "mira lo que (...) me escribió hoy".
Es hora de partir para su nueva vida y ni la incertidumbre del porvenir es más poderosa que el abrazo de sus padres, que lo tienen de vuelta, de sus amigos y de los demás que están en la lista de espera. Ahora es el portavoz de esperanza para el que creía que ya todo estaba perdido. Ya está de alta y por lo visto cambio su celda de cristal en el Hospital por una en su domicilio, pero es temporal creo, aun así ya se robó la atención de varias de sus admiradoras por acá.
Buena suerte mi amigo..
Y en efecto subí al tercer piso y me encontré con las altas cúpulas de la ciencia en medio pase de visita. La bienvenida improvisada de la Dra. Tutiven (nefróloga jefa), la Dra. Altamirano (cirujana conocida del Vernaza) y Adriana, la residente de guardia.. (Y el resto de nefrólogos que no conocía).
Y dentro del cubículo, con todas las medidas estériles posibles y con un frío polar, se hallaba el flamante trasplantado. Envuelto en una cobija azul, con mascarilla, gorro, bata azul y zapatones estaba don Jhon Caamaño. Diagnosticado de Glomerulonefritis Membranosa y condenado a diálisis, ahora con su nuevo riñón de un cristiano que murió a sus 19 años.
Un saludo aislado, cortesía básica y de ahí en adelante fuimos panas de una. Me imaginaba un tipo intubado hecho polvo, pero mostraba más felicidad y optimismo que hincha emeleccista antes de la final del 2014. Aunque es barcelonista (posiblemente causa de su deterioro renal auto-inmune)
Al inicio la paranoia de la elevación de azoados nos tenía en Terapia Intensiva a todos nosotros. Una fluctuación esperada se daba con regularidad, pero la lluvia de ideas a veces provoca crisis existenciales entre los que saben, así que se decidió manejarlo "con pinzas".
Y así empezó una expectativa tan tensa como un conteo de votos presidenciales, mientras mi amigo Jhon paseaba en su cubículo con la relajación del caso, y la sonrisa que ni una mascarilla puede ocultar. Ese era el plus que mantenía la cordura del equipo.
Cada guardia era una conversa nueva.. fútbol, mujeres, fútbol y mujeres... la historia de cómo fue su calvario hasta llegar a este glorioso momento. Un personaje llamativo y agradable con una amalgama de emociones de las que la alegría es la que reina.
- Cha loco cuando me voy, ya me quiero ir
- Chuzo pana esto es para largo, una vez que salgas de aquí te toca control
- Si pero ya estoy con mis padres, mis amigos
Y toda conversa desembocaba en la admiración marcada del tipo hacia una fémina conocida por nosotros, inalcanzable tal vez, pero peleable; con un suspiro final típico de un Barcelonista anhelando una libertadores. Y las tres incertidumbres comunes de todas las guardias: cuanto va el balance, como está la creatinina, y el "mira lo que (...) me escribió hoy".
Es hora de partir para su nueva vida y ni la incertidumbre del porvenir es más poderosa que el abrazo de sus padres, que lo tienen de vuelta, de sus amigos y de los demás que están en la lista de espera. Ahora es el portavoz de esperanza para el que creía que ya todo estaba perdido. Ya está de alta y por lo visto cambio su celda de cristal en el Hospital por una en su domicilio, pero es temporal creo, aun así ya se robó la atención de varias de sus admiradoras por acá.
Buena suerte mi amigo..
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