Pende de un hilo la vida en ese rincón donde tu tiempo pasa sin que te des cuenta.
Allí la esperanza es un fantasma algunas veces
y otras simplemente lleva tu nombre.
Ellos son parte de ti.
Te alimentas de su llanto.
Te pagan para calmarlos,
o apagarlos,
o dejarlos dormir un poco más.
"Mi paciente sigue vivo",
Te calmas.
Y calmas a todos por un rato en que el ego se levanta.
La vida ajena es tu afrodisíaco, doctor.
Anonimo Publico
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