Al inicio fue sencillo todo, Leo Ramírez (residente en el Hospital de Santa Elena) nos acolitaba con su casa y la guitarra, Pedro Cherrez (SOLCA) ponía la batería, Galo izquierdo (Clínica Guayaquil) apoyaba con sus gritos, Osvaldo (Clínica de Diálisis clandestina) ponía la "molto arpegiosa" guitarra, y mi persona (residente del IESS... [se siente bieeeeen decirlo de nuevo, médico residente del Hospital Teodoro Maldonado Carbo]) ponía los teclados y una que otra idea híbrida. Y de invitado, un bajista de 6 cuerdas primo de Osvaldo conocido como Andrés, con cara de extraño, mirada de sádico pervertido, y actitud sospechosa... nos cayó bien de inmediato y se acopló rápido al caos (incluyendo a las invitaciones a una que otra pijamada) tanto que hasta fue invitado a una fiesta navideña organizada por mis actuales colegas (y a la que no fui por que no quería, mas no por falta de invitación como dicen).
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| Andres "afinando" su bajo |
A raíz de la dolorosa partida de nuestro amigo, compañero y baterista oficial Pedro Cherrez; que ya no está más entre nosotros (se casó... y estuvimos allí) empezó la preponderante idea de encontrar quien llene ese espacio vacío detrás de la batería. De los muchos candidatos para ese interinazgo (solo yo) y luego de una ardua tarea eliminatoria, quedé como el candidato momentáneo para dicho espacio.
El inicio fue un poco más que atroz, ese 6 de Noviembre del 2011 descubrí mi fase baterista... me cansé tanto como si hubiera corrido desde La Prosperina hasta Durán (ida y vuelta) y lo peor es que solo era una canción de 4 minutos (estado físico deplorable gracias a mi rural, y los tantos deslices sexuales), peor se hizo el intento. En fin, a golpes y batacazos, algo pude hacer para darle algo de ritmo a las canciones, que a propósito son otro tema aparte.
Cuando me invitaron a formar parte de tal proyecto tan magno como este, tenían un esquema base de una canción extraída de la mente bipolar del cantante. El tema es bueno y pegajoso; solo le agregué algún arpegio inicial y uno que otro cambio de ritmo que no alteró mucho la estructura pero le dio un giro bestial (para mí). Luego de encajar la confusa letra (que ni el propio vocalista se la sabe aún) quedo una pequeña joya, aunque luego de tocarla 500 veces nos vimos en la preponderancia de innovar.
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| Postales Improvisadas |
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